Imperios de la comunicación y la importancia de la participación democrática y el Marco Civil de la Internet en Brasil.

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La obra Imperios de la comunicación, del profesor Tim Wu de la Universidad de Columbia, es reveladora e intrigante.

(WU, Tim. Impérios da comunicação. Do telefone à internet, da AT&T ao Google. Tradução da obra The master switch: the rise and fall of information empires por Cláudio Carina. Rio de Janeiro: Zahar, 2012.)

Sus conclusiones son consideradas por muchos dentro y afuera de los Estados Unidos como algo a si reflectar en la actualidad de la Internet.

En el libro se expone un panorama general acerca de la historia de los conglomerados empresariales de la industria de la información desde el final del siglo XIX.

Desde la análisis de los monopolios del telégrafo, de la telefonía, de las empresas de radiodifusión y televisión, entre otras, dos cosas parecen muy claras.

La primera es que el mercado, por si solo, parece revelar una vis atractiva a la formación de gigantescas composiciones que visan a controlar completamente sus espacios de mercado. Por eso la importancia de las autoridades nacionales anti-truste.

La segunda es que solamente con lo que Wu llama (utilizándose de la metodología y terminologías schumpeterianas) de innovación disruptiva, generalmente llevada cabo por inventores outsiders, es posible se verificar la superposición de una tecnología por otra y la consecuente derrocada del imperio.

El problema es que en el mundo de las tecnologías, lo nuevo acaba por se superponer al antiguo como la principal y más lucrativa forma de negocio en el mundo de la información. Proceso que generalmente empieza colaborativamente y sin pretensiones. Entretanto, poco tiempo después un nuevo “feudo” se forma en el nuevo mercado abierto.

Pues, así el autor hace la cuestión: La Internet será diferente?

Mas detalladamente, pregunta si la red mundial de computadores (que no se confunde con la “WWW”, apenas una de sus herramientas) no tendrá un día a verse tomada por uno, dos o algunos players estructurados en un pequeño oligopolio.

Bueno, el autor advierte que, hasta ahora, aunque muchos preconicen ser el Facebook , con sus cada vez mas potentes filtros tecnológicos, un potente instrumento en las manos de los dictadores, en verdad ayudó a destruir muchos más gobiernos totalitarios de que mantenerlos.

En contrapartida, aunque haya muchas profecías de que el Google es el propio Gran Hermano, su política siempre fue la de “no hacer el mal” y su principal mecanismo es un instrumento de búsquedas que para muchos usuarios comunes es el principal gadget de la WWW.

En conclusión, algunos puntos se sobresalen y preocupan.

Primeramente, que monopolios industriales aglutinan poder y detienen la llave para controlar el mercado de manera a que no sean molestados por sus concurrentes (muchas veces a través de técnicas escusas y una promiscua relación con el poder público).

En segundo lugar, cuando la información es el obyecto del negocio, el monopolio tiene directo envolvimiento con la creatividad, la innovación y, principalmente, con la libertad de expresión pudiendo reducir les o promoverles.

En segundo lugar, discursos como “no hacer mal”, pueden revelar significado tan peligroso cuanto “restringir derechos para combatir el terrorismo”.

Cuando empresas se juzgan vehículo del interés público pueden utilizarse de este discurso monopolizador para defender sus propios intereses.

Interés público no puede ser confundido con interese del público.

Quizás mantener una red abierta para que el público pueda manifestar libremente su propio interés sea el remedio para la posible (o inminente) formación de un imperio de la comunicación en Internet.

Y para hacer posible es la participación popular por los medios democráticos es necesaria, como principio fundamental de la red, mantener intacta su neutralidad.

Entretanto, en las discusiones acerca de la neutralidad de la red en el proyecto del Marco Civil (ver posts anteriores), el Congreso parece lamentablemente ceder a estas irresistibles tendencias del poder monopolista al permitir que el tema de la neutralidad sea obyecto de reglamentación futura.

Lo movimientos sociales pueden ejercer presiones para barrar la concentración anti-democrática del poder (como vienen haciendo brillantemente en el trámite del Marco Civil).

Y la maestría de las lecciones del Profesor Wu pueden ayudar a evitar los mismos problemas identificados en la breve y rica historia de los conglomerados de la comunicación en los Estados Unidos.

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