Las ideas acerca de la efectuación de una democracia más participativa por intermedio de las tecnologías de la información y comunicación ya no parecen ser parte de películas de ficción científica.
Formas cada vez más innovadoras de manifestación de la soberanía popular son comunes tanto en las esferas más altas del poder, como en las más remotas municipalidades.
En Brasil, tampoco es diferente.
Iniciativas tanto públicas como por parte de la sociedad civil organizada se utilizan de las tecnologías para concretizar la soberanía popular.
Dos llaman especial atención.
La primera viene por parte de una iniciativa pionera para la realización de las elecciones en Brasil. Tratase del recatastramiento biométrico de los electores en el país ya es una realidad y estimase que hasta el 2018, todos los ciudadanos del país ya tengan sus biométricos en el poder del Estado.
Muchas campañas de concientización y esclarecimiento por parte del Tribunal Superior Electoral brasileño vienen siendo hechas.
http://www.youtube.com/justicaeleitoral#p/u/1/1pALWpBlY-4
Poco se dice, entretanto, acerca de los riesgos del procesamiento y almacenaje de estos datos por parte del poder público para los ciudadanos. Más aún, de la privacidad de los individuos frente a estos bancos de datos.
Principalmente en un país que no cuenta con legislación específica acerca de la protección de los datos personales, ni tampoco de una autoridad garantizadora de la protección de los datos, como en los países europeos.
Además, la doctrina trace la distinción entre voto electrónico online y voto electrónico offline (ROMERO FLORES, Rodolfo; TÉLLEZ VALDÉZ, Julio Alejandro. Voto electrónico, derecho y otras implicaciones. Mexico: Unam, 2010. p. 11).
El voto electrónico offline sería aquel en que no hay una red de comunicaciones conectada al dispositivo público o privado que se utiliza para la votación. el almacenamiento de la información se queda apenas en el dispositivo local.
A su vez, la votación online sería aquella en que se prescinde de la presencia física del votante, ya que se conecta a una red informática pública, que puede ser a través de la propia Internet o una red de acceso local (LAN). Este tipo de voto a distancia implica varias condiciones de seguridad a ser establecidas por las autoridades electorales.
Aun que mediante sofisticadas técnicas de biometría, el elector todavía debe estar presente en el local para manifestar su voluntad.
Por otro lado, iniciativas diversas ya ocurren en algunas municipalidades del país. Tratase del llamado presupuesto participativo electrónico.
En una de ellas, la municipalidad de Belo Horizonte (Minas Gerais), el ciudadano puede elegir por intermedio de Internet, apenas con el número de su identificación electoral, acerca de la alocución de determinados recursos públicos para realización de obras públicas.
Para tal, la municipalidad obtiene acceso al banco de datos del Tribunal Regional Electoral. Por intermedio de un sencillo convenio, los datos de los ciudadanos pueden ser acezados por varias esferas del gobierno.
Recientemente, sitios oficiales del gobierno federal brasileño fueron albo de ataques. Sitios antes considerados seguros. Aunque para los más optimistas, restan algunas dudas sobre hasta qué punto la tecnología en el ejercicio de la soberanía popular en la democracia nos deja más seguros o más vulnerables.